Luna Nueva/Cuarto Menguante

martes, 22 de marzo de 2011

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Pues bien... es preciso comenzar a contar la historia inevitable, puesto que, para conocer un poco sobre la rareza de mi carácter y mi personalidad complicada, es necesario conocer los detalles que marcaron y transformaron cada etapa este relato.
Todo inició (para alegría de unos, desgracia de otros) un Lunes, el día de la Luna, 10 de Julio del año 1989 en un hospital de la ciudad de México que aún dudo si está ubicado en Tacuba o en Tacubaya (esta es una confusión que mi memoria ha tenido desde que domino sobre ella); con 9 meses y 3 semanas de gestación y una suegra Jefa de Enfermeras de dicho hospital, mi mamá, Ángeles Martínez Vázquez, fue ingresada casi por la fuerza en la sala de Labor, realizándole una cesárea debido a que la nena que llevaba en su vientre no daba señales de querer nacer.

Crecí en una familia nuclear con mis padres Ángeles y Jorge González Jasso, y mi más importante compañera de juego, mi hermana América González Martínez (y a quien debo gran parte de mi salud/desorden mental).

Viví una infancia tranquila pues, según relatos de mi mamá, era una niña en extremo paciva, observadora, reflexiva y que estructuraba cuestionamientos bastante extraños, me divertía jugando con mi hermana, que sólo es dos años mayor que yo y siempre la admiré.

Cuando aún cursábamos la primaria, mi familia recobró contacto con parientes que viven, trabajan y se dedican por completo al arte y la gestión circense, por lo cual, desde muy temprana edad pasé mis mañanas en una escuela reconocida y mis tardes en un prestigiado circo, donde me divertía más que cualquier otro niño, de eso estoy segura, aprendí muchas disciplinas (que nunca utilicé) y conviví con personas de culturas muy distintas a la mía, y distintas entre sí,

Así transcurrieron los años, entré a la secundaria y mi vida seguía dividida entre la escuela y el circo; sin embargo, cuando comencé a estudiar en la Preparatoria N° 5, José Vasconcelos, me vi obligada a distanciarme del circo por diversas razones que no interfieren con esta historia.

La preparatoria fue un lugar donde más que conocimiento académico, obtuve conocimiento de la sociedad, costumbres, relaciones y actitudes mi entorno; a mi consideración tuve un gran crecimiento personal. Desafortunadamente me encontré en una situación complicada en la que supe de primera fuente que, en ocasiones, la legislación universitaria no es del todo imparcial; lo que me llevó a repetir un año de estudios, que más que molestarme me sirvió para conocer gran parte de mi y valorar los procesos por los que había atravesado y los muchos que aún me esperaban; jamás lo consideré como tiempo periodo, sino como un perdiodo de crecimiento/latencia, por contradictorio que eso suene.

Cuando estaba a punto de finalizar estos estudios pagué el precio de no haber aprovechado mis clases de matemáticas en la secundaria (y quizá desde la primaria), pues el trámite de mi certificado se truncó por no tener los créditos de Cálculo en mi historial. Esto me llevó a permanecer un año en lo que me pareció "el limbo"; no estaba en Licenciatura, pero tampoco seguía en Preparatoria.

Este año lo dediqué a trabajar, aprender a ganar dinero para mi manutención con  esfuerzo propio y definir lo que realmente quería conseguir. Atravesé por escenarios muy distintos en donde tuve que fortalecer mi carácter y hacer más concreta mi personalidad para no resultar vencida en lo que, por la dureza de las situaciones me pareció una lucha. Encontré un empleo que me fortaleció mucho y me hizo comprender un poco más a las personas y a mí misma.

Mientras me esforzaba por resistir, busqué formas de acreditar Cálculo, y además elegí estudiar la Carrera de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras, cuestión que, de inicio, encontré complicada, sin embargo me decidí a no confiar en mi pase reglamentado, que por derecho conservaba por estudiar en la E.N.P., y me resolví a presentar el examen único de admisión, esto con óptimos resultados.

Mi último empleo de ese año en el limbo fue en un lugar donde mis superiores se enorgullecieron de mi al saber que había logrado obtener un lugar en la carrera y facultad que yo quería, pero también se entristecieron por mi abandono del puesto, esto lo menciono porque en poco tiempo dí los mejores resultados de toda la empresa y mi trabajo fue impecable.

En fin, entré a la Facultad, el Primer semestre fue para conocer la escuela y un poco a los compañeros, Segundo fue más bien difícil, interminable, tedioso y, para mi, poco productivo.

Un detalle poco importante pero poco trascendental, es que durante ese verano, las primeras vacaciones de verano que tuve en la facultad (y que he tenido hasta ahora) tuve un gatito por primera vez; algunos dicen que mi lógica funciona diferente, quizá sea esa la razón de que aun gatito pequeño y tierno lo haya llamado "Maldad".

Después vino Tercer semestre, el cual me ha parecido el más productivo académicamente; aprendí, lo que aprendí me sirvió, lo que me sirve me gusta; tengo la impresión personal de que lo que se abordó en ese semestre me interesó tanto como para elaborar una ponencia sobre alguno de esos temas y presentarla en el Encuentro de Estudiantes de Pedagogía de este año (2011) o hasta dedicar mis estudios profesionales a ello.

Hasta aquí, la descripción de trozos de los acontecimientos que construyeron a la persona que se encuentra sentada detrás de este ordenador escribiendo esta autobiografía.



PD*:
1.- En mi información básica de este perfil menciono que amo tanto a la literatura como amo a mi carrera; mi familia es literata por naturaleza y ha dado escritores a las humanidades; cuando comienzo a escribir no hay nada que me detenga.
2.- En preparatoria aprendí lo que sé de inglés autodidactamente, así como ahora aprendo portugués (y voy más adelantada de lo que imaginaba), además de estudiar formalmente francés, Ça va?
3.- Amo la MÚSICA. Mueve mi vida.

*PD: Pequeños Detalles.